Aún disponiendo de las mejores posibilidades, la crianza puede ser una fuente de tensión importante, especialmente cuando los hijos son pequeños o presentan un comportamiento difícil. Ser padre de un niño con problemas de conducta requiere de un mayor número de recursos y habilidades para conseguir equilibrio en la dinámica familiar.
En el caso de los niños con Trastorno por déficit de atención (TDAH) e hiperactividad, se observan importantes dificultades para regular el comportamiento y permanecer concentrados durante periodos de tiempo acordes a su edad. Estas dificultades de conducta pueden verse acentuadas por una inadecuada gestión en la convivencia familiar. De hecho, se ha comprobado que los padres estresados tienen más probabilidades de utilizar estrategias de crianza autoritarias, duras y negativas con su hijo; creando en ellos un perjuicio mayor.
En APRes, trabajamos de la mano con los padres a través de un asesoramiento familiar personalizado. Así, os compartimos algunas pautas educativas que os pueden ayudar:
Sí a la expresión afectiva: Siempre es bueno cuidar el estilo de comunicación que usamos con nuestros hijos. Se ha comprobado que criticar de forma frecuente un comportamiento inaceptable desencadena en los niños la falta de control; esto es aún más característico en los niños impulsivos. Es preferible describir cómo se comportará nuestro hijo de manera adecuada, aún si nunca ha sido capaz de hacerlo (En lugar de: "eres muy bruto, para de moverte", Decir: “Calma, la próxima vez vas a ser más cuidadoso”). Transmitir entusiasmo y motivación por el aprendizaje de aquellos comportamientos que requieren esfuerzo será vuestra mejor arma de regulación.
Sí a su autocontrol: Es importante adecuar nuestro nivel de exigencia y de control externo. Algunos estudios han comprobado que las madres de niños con TDAH tienden a utilizar estrategias de disciplina más severas, especialmente cuando el comportamiento es desafiante y opositor. Un estudio con 631 niños en edad preescolar y con conducta disruptiva, concluyó que la hiperactividad se relacionaba con niveles elevados de disciplina punitiva y castigo físico. Si el entorno en el que esta el menor es demandante y de constantes requerimientos a los cuales responder, se puede provocar que el pequeño pase de una actividad a otra sin lograr controlar y mantener la atención en una sola actividad.
Sí a la reflexividad: Es bueno ser conscientes de que nuestros hijos necesitan periodos en los que el entorno les facilite la tranquilidad para organizar sus percepciones y hábitos, esto ayudará a evitar la impulsividad. Para ello, podemos crear un ambiente, o momento, en el cual podamos fomentar la tranquilidad y reflexión, organizar nuestras ideas y acciones.
No es tarea fácil ser padres de niños con TDAH, sin duda alguna os enfrentáis a un gran desafío, es comprensible que se provoquen frustraciones. Lo importante es trabajar para evitar un estilo disciplinario disfuncional. No desfallezcáis, seguro que vuestro amor y perseverancia os llevará a ver buenos resultados. Contáis con nuestro apoyo.
REFERENCIAS:
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