Puede que os resulte difícil que vuestro hijo/a quiera acudir al psicólogo, se trata de una situación muy frecuente para muchos padres y madres de niños/as y adolescentes que afrontan diferentes dificultades, así como; ansiedad, depresión, aislamiento social, acoso escolar...
En cada momento evolutivo de vuestro hijo/a la causa para no aceptar esta ayuda puede ser diversa, muchos lo pueden percibir como un castigo ante sus comportamientos y no como una forma de ayudarles.
A menudo ocurre que cuando se les plantea la idea de ir al psicólogo, como padres soléis escuchar a vuestro hijo/a decir frases de este tipo: “yo no estoy loco”, “no quiero contarle mis cosas a un desconocido”, “nadie me va a decir a mi qué es lo que tengo que hacer”, “ya tengo a mis amigos para contarles mis cosas”... Los niños/as y adolescentes no siempre saben identificar lo que necesitan, por ello es esencial que los padres y madres les ayudéis a explicar cómo se sienten y darles una respuesta adaptada a por qué consideráis que es importante que reciban ayuda de un psicólogo.
A continuación, os indicamos algunas pautas que pueden servir para lograr que vuestros hijo/as acepten y se impliquen en el tratamiento psicológico:
1. Explicar la propuesta de ir al psicólogo con total naturalidad: Es recomendable plantearlo sin demasiada intensidad, que no parezca una gran preocupación en la familia. Hay que tratar de hacerlo de la misma forma que lo haríamos si les dijésemos a nuestro hijo para ir al dentista o al fisioterapeuta.
2. Enfocarlo de manera diferente: Podéis explicarle a vuestro hijo/a la terapia como el entrenamiento de cualquier deporte «Si estás jugando al futbol, vas a tener un entrenador. Los jugadores de futbol profesionales necesitan entrenadores para aprender nuevas estrategias, ejercitar nuevas habilidades y pensar en diferentes formas de ganar partidos. Cuando estés con el psicólogo aprenderás habilidades necesarias para la vida, para estar de mejor ánimo, y cuando las practiques y aprendas, ya no necesitarás ese “entrenador”.
3. Elige un momento en el que esté tranquilo/a: Es imprescindible que se plante cuando estén receptivos. Si lo proponemos en medio de una discusión con tono de amenaza (“¡Pues te voy a llevar al Psicólogo!» o «¡Como no cambie irás al Psicólogo!») lo van a asociar a un castigo y no querrán ir.
4. No mentirles: La explicación será diferente en función de su edad, pero en todos los casos será esencial no usar eufemismos. Decirle que va a hablar con un profesor hará que se sienta engañado si acaba viendo que no es así, o si le decimos que va a ir a “un médico para la cabeza” hará que piensen que están locos o enfermos. Si se dan cuenta de la mentira, perderán la confianza en vosotros y rechazarán al psicólogo.
5. Es imprescindible que sepan que lo que hablen en sesión es confidencial: ellos también tienen derecho a saber que todo lo que pase en la consulta se queda en la consulta. A pesar de ser menores de edad, tienen derecho a su privacidad. Esto les relaja y les hace sentirse más seguros para poder expresarse en la sesión.
6. No rendirse ante el “no”: Es importante no tirar la toalla si vemos que no hay manera de hacerle entrar en razón. Podéis dejar que pase el tiempo, y cuando observéis que esta más tranquilo o que verbaliza que no sabe como encontrarse mejor, volver a proponerle la idea de ir a donde un profesional que le ayude.
Esperamos que estas pautas puedan ser de ayuda a la hora de plantear la opción de buscar ayuda psicológica a vuestro/a hijo/a.
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